Fabienne Di Girolamo, una pintora que viaja a lo largo de las líneas del expresionismo sintético.
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Fabienne nació en Aarau (Suiza) el viernes 8 de febrero del 1974, mientras la ciudad experimentaba un insólito día de calor casi veraniego, que en alguna manera hacía preveer el carácter solar y pasional de la futura artista. La familia de Fabienne volvió pronto a Italia y ella hizo toda su carrera como estudiante en este País obteniendo la graduación en Conservación de Bienes Culturales en la Università della Tuscia (Viterbo) en 2001. La pintora vive y trabaja en Teramo (Abruzos – Italia).
Desde niña la jovén Fabienne estuvo muy interesada a las artes figurativas y con el pasar de los años este interés se convirtió en auténtica pasión, desarrollando en ella una personalidad artística qua la llevó a convertirse en pintora y fotógrafa creativa. A través de la fotografía ella fija las imagenes de la naturaleza y del mundo que en seguida convierte en obras de arte con la reelaboración de la pintura.
La primera fase artística de Fabienne fue tipicamente impresionista: pintura paisajista con los colores aplicados directamente en el lienzo sin usar el lapiz para dibujar el sujeto en la primera fase de trabajo. No nos sorprende que sus primeras referencias artísticas fueron los maestros del impresionismo francés y Vincent Van Gogh, su pintor favorito en absoluto.
En su recorrido artístico, Fabienne se acercó a la estética de la Art Nouveau francesa y del Modernismo español. En esta fase descubrió la armonía de las líneas y del diseño de los primeros años del siglo XX: la irregularidad sinuosa de los edificios de Antoni Gaudì, los carteles decorados por Alfons Mucha, la elegancia de los ventanales Liberty y de los objetos Art Dèco tuvieron un impacto profundo en la nueva expresión artística de la pintora italiana.
Así se desarrolló su nueva estética que se puede definir como “expresionismo sintético”: la obra de arte de desnuda de los inútiles elementos puramente decorativos y busca directamente la esencia ontológica de los sujetos pintados, a través de la acción de la línea negra, que al mismo tiempo rompe y conecta, és frontera y unión de formas y colores.
Cómo efecto final conseguimos un mosáico visual que descompone y simplifica la realidad en un nuevo enfoque dinámico de las formas a través de la continuidad de la línea negra, que lleva el observador a desplazarse a lo largo de toda la superficie pintada siguiendo sus recorridos emocionales.
En el 2010 Fabienne empieza una obra de gran tamaño y prestigio, pintando 48 ventanales de la Iglesia de la Madonna della Salute en Teramo: ella eligió varios recorridos iconográficos distintos inspirados por temas del Antiguo y Nuevo Testamento, de los sacramentos, de los dogmas, de los misterios y de la hagiografia clásica. Después de dos años y medio de trabajo, la artista presentó su obra el domingo de Pascua del 2013, recibiendo la aprobación y la admiración de todos los feligreses.
En el 2014 la pintora evolucionó su estilo extremizando la estética del mosaíco: la línea negra se convierte en el fondo y las formas y los colores se convierten en piezas del mosaíco que crean los sujetos.
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